CUANDO SE CAE EN DESGRACIA
El rey Saúl, el primer rey de Israel, es uno de los tristes ejemplos de lo que pudo ser y no fué.
Saúl empezó bien. Era humilde (1 Samuel 10: 22-23). Fue lleno del Espíritu Santo
(1 Samuel 10: 6,9,10), y era valiente (1 Samuel 11: 6,11).
Pero pronto se volvió rebelde (1 Samuel 15: 22,23), no asumió sus errores, y por esto fue rechazado por Dios.
En lugar de ser controlado por el Espíritu Santo, fue atormentado por
demonios (1 Samuel 16: 14), en su desesperación por no escuchar a Dios,
fué a consultar a una bruja.
Hoy, como en los días de Saúl, las personas que son atrevidas con Dios, y
que insisten en rebelarse tienen contadas sus oportunidades, porque
Dios no puede ser burlado. Gálatas 6: 7.
No permita que su comunicación con Dios se interrumpa por completo,
recuerde de dónde cayó y empiece el camino de nuevo, Apocalipsis 2: 5,
pero esta vez de todo corazón, así no tendrá que lamentarse un día no
muy lejano, por las oportunidades que perdió.
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