EL DEPORTE Y DIOS
Hasta hace poco tiempo se consideraba el profesionalismo deportivo y la participación en él, como ajeno a la voluntad y a los principios de Dios, pero hoy, no se mira así al deporte.
Ya muchos deportistas de élite, son seguidores fieles de Jesucristo y muy bendecidos, están llevando a sus colegas al Señor y contribuyen con sus bienes para que el Evangelio se extienda más y
además de esto ayudan a personas que tienen necesidades económicas.
Son ejemplo de fidelidad, su testimonio es correcto y colaboran para que gente de su clase se convierta.
Ante estas evidencias, tenemos que decir que Dios respalda a los deportistas que le sirven.
El problema surge cuando las personas anteponen su pasión por el deporte al servicio y a la fidelidad a Dios.
En ese momento esa amada actividad deportiva, se convierte en un ídolo que le quita la gloria y la prioridad que sólo le pertenecen al Señor.
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