¡LA ESPERANZA, HACE LA DIFERENCIA!

¡LA ESPERANZA, HACE LA DIFERENCIA!

Por supuesto, no para alegrarnos ni querer aparecer mejores que los que no tienen nuestra esperanza.
Eso sería crueldad. Pero si observamos a quienes se niegan a someterse a Dios y escuchamos lo que dicen, nos damos cuenta que su confusión y su tristeza es muy grande aunque su fortuna sea enorme y tengan guardaespaldas en todo momento.
 Esas mismas personas con la esperanza que tenemos los creyentes, en una vida eterna y muchísimo mejor que esta que  ahora conocemos, podrían ser realmente felices desde ya, pero prefieren  poner toda su confianza en el dinero y en la fuerza, con lo cual se alejan de Dios.
Otros, que son la mayoría, apenas si sobreviven con lo poco que ganan, y su vida es un tormento pero ni aún así desean poner toda su confianza en Dios. Hasta  se atreven a buscar el ocultismo como solución a sus problemas o acuden a la idolatría, que es otra forma de brujería, como una manera válida de acercarse a Dios o como un escapismo a su desesperación.
 En nuestros días son muy pocos los que desconocen la verdad, pero aún con el conocimiento que tienen, prefieren ir a las fuentes equivocadas  a buscar la solución.
Usted que hoy ve con claridad cuál  es la verdadera salida a su laberinto,  deposite en Cristo todas sus cargas, todas sus esperanzas, toda su fe.
Luego muéstrele a todos los que más pueda, cómo logró encontrar la vía de escape a su sin-salida.

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