DÉ POR REVELACIÓN
Los diezmos y las ofrendas que damos para la extensión del Evangelio, y las donaciones que damos a los demás, deben ser por revelación y no por imposición humana porque las cantidades las regula Dios.
Las estrictas normas del Antiguo Testamento, no son aplicables en este tiempo de Gracia. Lo cual no significa que tenemos que cerrar nuestro corazón para no invertir en el avance del Reino de Dios o ante las necesidades de nuestros semejantes.
Cuando Dios nos bendice con bienes materiales no es para acumularlos egoístamente sino para que seamos de bendición.
2 Corintios 9: 8 y 11.
El problema está cuando se predica exclusivamente buscando dinero y no santidad.
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