¡COMPLETA CONSAGRACIÓN!

¡COMPLETA CONSAGRACIÓN!

Definitivamente decidí que no me interesaba ya más mi futuro, ni lo que pensaran mis padres, mis amigos o la gente de la iglesia. Mi voluntad había llegado al punto de quebrantarse delante de la presencia del crucificado, y estaba dispuesto a un completo renunciamiento para servir sola y únicamente a Cristo Jesús, mi Señor.
(Omar Cabrera, El poder transformador del avivamiento, Capítulo 2, Página 29)

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